Cómo hacer una riquísima crema fría de verduras ligera y refrescante

Uno de los platos más tradicionales de la cocina veraniega española es, sin duda, el gazpacho. Un plato saludable, ligero y refrescante con el que combatir las altas temperaturas de esta época del año que, además, viene con todo tipo de versiones: tradicional, de fresas, de sandía, con almendras… Pero con un poco de creatividad, este puede compartir protagonismo con todo tipo de sopas y cremas frías.

Si quieres disfrutar de la buena cocina, aprender a elaborar cremas caseras y descubrir los placeres escondidos de la huerta, no te pierdas estas dos recetas frescas y nutritivas, además de un buen puñado de trucos para que les des a estos platos (o a cualquier otro) un toque verdaderamente especial. Aunque no los haya hecho tu abuela.

Crema fría de tomate con verduras asadas (cuatro personas)

Uno de los mejores consejos que te podemos dar es tratar los ingredientes con el cuidado y el cariño que se merecen. En esta crema de Gastronomía y Cía descubrirás, por ejemplo, hasta qué punto asar las verduras potencia su sabor mucho más que simplemente cocerlas o incluso sofreírlas. Para ello, necesitaremos medio kilo de tomates pera; zanahorias, nabos y chirivías asadas (unos 150 gramos de cada una); dos dientes de ajo asados y otro crudo; cebolla tierna (40 gramos), pepino (50 gramos) y medio pimiento morrón; aceite de oliva virgen extra (unos 40 ml); sal y pimienta negra recién molida; entre 200 y 300 ml de agua y picatostes, pipas o regañás para decorar.

Si alguna de las verduras no te atrae, o simplemente la quieres sustituir por otra que ya tienes en casa, hazlo sin remordimientos. Estas son las instrucciones, paso a paso:

  1. Coloca las verduras en una fuente, úntalas en aceite de oliva y ásalas a 175 grados hasta que estén tiernas; el tiempo dependerá de si las cocinas o no enteras y de su grosor. Déjalas enfriar.
  2. Lava y corta los tomates (si usas un robot de cocina, no necesitas pelarlos), y añádelos al recipiente donde vayas a procesarlos, junto con el resto de los ingredientes. Tritura hasta que la crema sea fina y tenga una buena textura.
  3. El agua sirve para aligerar la crema; empieza con menos y ve añadiendo hasta que se quede a tu gusto. Decora.

Crema fría de verduras con albahaca y queso curado (cuatro personas)

Esta receta, que nos llega de la mano experta de Raquel Bernácer en El Comidista, rinde un merecido homenaje a la albahaca, una planta aromática que triunfa cuando el calor más aprieta. Para elaborar esta riquísima crema de verduras casera, necesitaremos espinacas (200 gramos); un calabacín mediano; medio aguacate maduro; un puñado generoso de hojas de albahaca fresca; zumo de medio limón; dos dientes de ajo; cuatro cucharadas soperas de aceite de oliva virgen extra; sal; un litro de agua y queso curado rallado, tomates cherry y piñones tostados para decorar.

Esta es su elaboración, paso a paso:

  1. Pelar los ajos y laminarlos. Picar los tomates cherry y reservar.
  2. Llevar a ebullición, en una olla, el litro de agua con un poco de sal. Añadir el calabacín pelado y cortado a trozos. Dejar hervir 10 minutos a fuego suave y añadir posteriormente las espinacas troceadas en pedazos pequeños. Dejar que cuezan 30 segundos, apagar el fuego, escurrir reservando el caldo y dejar enfriar.
  3. Poner en el vaso de una batidora las espinacas y el calabacín escurridos, el ajo, el aguacate, la albahaca, el aceite, el zumo de limón, el caldo y sal al gusto.
  4. Triturar hasta obtener una crema suave. Rectificar de sal o de textura añadiendo un poco más de agua o aguacate, si fuese necesario, hasta conseguir el punto que buscamos.
  5. Enfriar en la nevera hasta el momento de consumir. Servir con un poco de queso curado rallado, tomate cherry picado, piñones y un chorrito de aceite de oliva virgen extra.

Si quieres darles un toque especial a tus cremas, asegúrate de usar un buen caldo casero en vez de agua; o cuece unos dados de manzana para dar a tu preparación un ligero toque dulce que a buen seguro atraerá a los más pequeños de la casa. Para conseguir un punto más de cremosidad, puedes añadir unos quesitos o leche entera; y espolvorea, al final, con orégano o pimienta negra.

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