Coliflor especiada con yogur y granada

Pesadilla infantil, placer adulto: creo que no soy la única que ha tenido una relación cambiante con la coliflor a lo largo de su vida. Hace décadas solían someterla a una cocción excesiva que sacaba su peor aroma (su familia se llama Brassica oleracea. ¿Casualidad? Lo dudo). El proceso tampoco ayudaba en el sabor, y muchos teníamos que ahogarla en mayonesa o bechamel y queso -sigue siendo una opción deliciosa cuando esta se cocina al punto-, para poder comerla sin que hubiera drama.

Por eso en mis recetas de coliflor favoritas esta no pasa por agua hirviendo, como mucho la cocino al vapor poniendo un chorrito de agua en una cazuela a fuego alegre y tapándola (repetir un par o tres de veces hasta conseguir el punto deseado). Ahí tienes un lienzo en blanco de coliflor para aliñar con un refrito de aceite, ajo, vinagre y pimentón o para preparar una rica crema. Pero ah, cómo mejora la cosa cuando la cocinas al punto o, todavía mejor, la asas y queda todavía crujiente por dentro, tostadita por fuera, bien aliñada y deliciosa.

El horno es perfecto para esta preparación, pero si tienes una freidora de aire grande puedes cocinarlo allí y ahorrarte sacar los moldes de pasteles y las bandejas que viven en el 95% de los hornos que conozco. Si se apelotonan no quedará tan crujiente, pero puedes facilitarle un poco la vida al aparato y repartir el calor entre todos los trocitos si lo vas removiendo, pasados los primeros 10 minutos, cada seis minutos aproximadamente.

Las especias son absolutamente intercambiables por tu mezcla favorita: solo con pimentón ya quedará rica, también con za’atar y el curry tanto en polvo como en pasta le dará un sabor genial. Si quieres que pique puedes ponerle chipotle o la salsa que tengas más a mano. Con los ingredientes que uses para rematar, también libertad absoluta: tu aromática favorita, frutos secos o la dukkah que aprendiste a hacer en el confinamiento.

Ya que has encendido el horno, usa la otra bandeja para preparar un lomo de cerdo asado, hacer un pastel de verduras con lo que tengas en la nevera, una tarta salada o unas zanahorias (que si quieres puedes convertir en un untable). También puedes darle salida a ese pan que se está poniendo duro haciendo unos picatostes con los que también podrías rematar este plato, una ensalada o tu crema de verduras favorita.

Tiempo: 45 minutos

Dificultad: Hay que tener un horno (o una airfryer)

Ingredientes

Para 4 personas (como entrante o acompañamiento)

  • 1 coliflor mediana (como de 1 kg)
  • Especias al gusto (yo usé una mezcla cajún)
  • ½ diente de ajo (opcional)
  • 1 limón (2 si son pequeños)
  • 4 cucharadas de aceite de oliva (y un poco más para rematar)
  • 2 yogures griegos
  • 1 cucharada de tahini (o sésamo)
  • 4 cucharadas de semillas de granada
  • Perejil fresco
  • Sal
  • Pimienta

Instrucciones

1. Encender el horno con calor arriba y abajo o la airfryer a 180°C.

2. Rallar la piel del limón y mezclar con cuatro cucharadas de su zumo -si se quiere menos ácido, sustituir limón por agua fría y la cucharada de tahini. Mezclar bien para que el tahini se diluya. Añadir los yogures, sal, pimienta y, si se quiere, medio diente de ajo picado (si se usan semillas de sésamo en lugar de tahini se puede mezclar todo de golpe). Reservar en la nevera. 

3. Sacar los floretes de la coliflor, pelar un poco la base del tallo y cortarlo en rodajas. Mezclar y remover bien las cuatro cucharadas de aceite de oliva, limón al gusto -yo usé otras cuatro cucharadas-, sal y las especias (yo usé una cucharada rasa). 

4. Darle un masaje a la coliflor con la mezcla y repartirla sobre una bandeja. Llevar al horno y cocinar entre 30 y 40 minutos -removiendo un par veces durante el proceso-, hasta que la coliflor esté todavía un poco dura por la parte de dentro, pero por fuera esté dorada y apetitosa. 

5. Pasar a una fuente o platos, aliñar con la salsa de yogur y rematar con la granada, perejil picado, un chorrito de aceite y, si es necesario, un poco más de sal. 

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