El verano ya se ha terminado, pero las ensaladas de patata no tienen por qué hacerlo: la combinación entre este tubérculo y prácticamente cualquier otra verdura cruda o asada es un éxito asegurado en cualquier momento del año. Hoy nos despedimos de la temporada de pepino con esta, que incluye un sencillo truco para encurtir ligeramente tanto esta cucurbitácea como la cebolla, simplemente aliñándolas un rato antes y usando el calor de las patatas cocidas para acelerar el proceso.
¿Qué conseguiremos con eso? Que cambien su textura -mantendrán un punto de crujiente mientras se ablandan un poco por fuera-, que se empapen bien del sabor de la vinagreta y que la cebolla pierda fuerza y no pique (aunque usaremos cebolla blanca o dulce, que ya son más suaves de salida). No tengo ningún estudio científico que lo respalde, pero desde la recién inventada Universidad Escudero de Comidas y Cenas con Amigos confirmamos que a gente a la que normalmente el pepino crudo le sienta mal, con este proceso lo tolera perfectamente.
¿Esta ensalada está pensada como primer plato o acompañamiento, pero las posibilidades de convertirla en plato único son casi infinitas. Desde un par de huevos duros o cocidos al punto que más te guste hasta una lata de sardinas, caballa o bonito, pasando por langostinos cocidos pelados, un resto de pollo asado o cualquier carne también asada que esté buena fría -lomo de cerdo o rosbif, por ejemplo-, cortada fina para que resulte agradable al mordisco. Los aderezos también pueden adaptarse a tu gusto o a lo que tengas por la alacena: a mí la combinación del pepino y el sésamo y la patata con el za’atar me chifla, pero unas hierbas provenzales, un combo sencillo de tomillo y romero o un buen puñado de perejil fresco picado o menta también le quedarán muy bien.
Ensalada de patata, pepino y cebolla
Dificultad: No hay que ser una lumbrera para hacerla
Ingredientes
Para 6 raciones
- 1 kg de patata nueva
- 3 pepinos medianos
- 1 cebolla -si puede ser, dulce- grande (1,5 si son medianas o pequeñas)
- Vinagre de manzana o vino blanco (al gusto, yo usé 4 cucharadas)
- Sal y una cucharada de sésamo (o una cucharada generosa de gomasio)
- Copos de chile al gusto (opcional)
- Za’atar o hierbas aromáticas al gusto (opcional)
- 8 cucharadas de aceite de oliva
- Un puñado de aceitunas negras
Instrucciones
1. Poner a hervir en una olla las patatas enteras y con piel durante unos 20-25 minutos, dependiendo del tamaño, o hasta que se puedan pinchar fácilmente con una puntilla.
2. Mientras, quitar dos o tres tiras de la piel de los pepinos a lo largo, desechar las puntas y cortarlos en rodajas de unos tres milímetros aproximadamente.
Consejo
Si tienes una mandolina con corte grueso, es un buen momento para sacarla.
3. Pelar las cebollas, cortarlas por la mitad a lo largo y cortarlas como el pepino. Poner ambas hortalizas en el bol donde vamos a preparar la ensalada y aliñar con aceite de oliva, vinagre, sal y sésamo (o gomasio).
4. Añadir hierbas o especias al gusto (yo usé za’atar y copos de chile, pero se pueden usar finas hierbas, orégano o tomillo). Remover bien dando un masaje rápido para facilitar que empiecen a encurtirse.
5. Cuando las patatas estén listas, pasarlas a un escurridor y dejar que se atemperen unos minutos. Cuando se puedan pelar sin quemarse, hacerlo. Cortarlas en trozos de bocado, pasarlas al bol y remover todo bien mientras la patata está aún caliente.
6. Dejar reposar hasta que esté a temperatura ambiente, remover de nuevo, probar y rectificar el sazón si es necesario. Servir con las aceitunas por encima.