Cómo cultivar tomates y lechugas en tu balcón

Para los que vivimos en las grandes ciudades, la idea de despertarnos cada día al amanecer para abrir la ventana y respirar aire puro o poder cultivar nuestros propios alimentos parece más una utopía. La contaminación, los cambios bruscos de temperatura, el ruido, o el limitado espacio en nuestros hogares hace que pensemos que no es viable, y nos desmotivemos a la hora si quiera de intentarlo.  

Pero la idea de poder cultivar nuestro propio huerto es (o puede ser) una realidad. Porque con independencia de que sea más grande, más pequeño, o se trate tan solo de una jardinera o una maceta en la ventana, el huerto podrá ser nuestro refugio personal para olvidarnos de mundanal ruido de la cuidad en nuestros momentos de ocio.

Cualquier ventana, balcón o terraza, si no está orientado al norte, nos permite cultivar algunas hortalizas 

Cualquier ventana, balcón o terraza, si no está orientado al norte, nos permite cultivar algunas hortalizas (La huertoteca)

Desde Vivo os contamos cuáles son los pasos a seguir: la mejor orientación, las horas de sol, el tamaño mínimo de los recipientes, el riego, etcétera…, para que logres crear un ambiente natural óptimo en tu propia casa.

1- Elegir el espacio

David Lagares es especialista en huertos urbanos y responsable del proyecto La huertoteca, un trabajo que, precisamente, aboga por la idea de mantenernos en contacto con la tierra a través del cultivo de nuestros propios alimentos. “Cualquier espacio, por pequeño que sea, puede convertirse en un lugar ideal para cultivar nuestras propias verduras, hortalizas o hierbas aromáticas. ¡Tu balcón o tu terraza son los nuevos huertos!”, exclama el experto. 

Así, será la ubicación –más que el tamaño–, lo más importante a la hora determinar el espacio dónde podemos instalar el huerto y que plantaremos, según la necesidad de horas de insolación. “Necesitamos al menos cuatro horas de sol. Nuestra recomendación es analizar la incidencia lumínica y distribuir nuestros recipientes o contenedores con cultivos más exigentes en las zonas con más sol, y cultivos como las aromáticas en los lugares un poco más sombríos”, explica Lagares. Y para garantizar la insolación mínima necesaria, detalla que lo importante es elegir bien la orientación: “la ideal es la sur; en una ventana o balcón orientados al suroeste, este u oeste también puede funcionar; pero no es aconsejable cultivar en espacio con orientación al norte”, comenta. 

2. Escoger el recipiente

En cuanto a los recipientes o contenedor para cultivar nuestro huerto, no será el mismo si lo que queremos es plantar lechugas que si nos decantamos por poner tomates. “Para cultivar lechugas no necesitamos un recipiente de gran tamaño, basta con una maceta o recipiente que tenga capacidad para almacenar dos litros de sustrato; en cambio, para los tomates necesitamos al menos un recipiente capaz de almacenar 19 litros de sustrato. Y en ambos casos tienen que tener un buen sistema de drenaje; si no, nuestros cultivos se morirían”, detalla el especialista en huertos urbanos. 

3. Seleccionar la tierra

El sustrato o el tipo de tierra es otro de los elementos importantes que hay que elegir si queremos cultivar por nosotros mismos los ingredientes de la ensalada.Será lo que les aporte todos los nutrientes necesarios a las plantas. La tierra para cultivar “debe ser mullida, rica en materia orgánica y en minerales, con capacidad para retener el agua y libre de hongos, patógenos o semillas de malas hierbas. No debemos utilizar nunca la tierra de jardín, ya que tiene poca porosidad”, apunta Lagares. Y apunta que en el mercado existen diferentes tipos de sustrato: “algunos están compuestos por corteza de pino, otros por fibra de coco o con perlita; nosotros hacemos una mezcla propia a base de fibra de coco y humus de lombriz”.  

El tipo de tierra es importante, porque será la que aporte todos los nutrientes a las plantas

El tipo de tierra es importante, porque será la que aporte todos los nutrientes a las plantas (La huertoteca)

4. Plantar

Existen varios métodos de cultivo, pero para los principiantes el cultivo con plantón es el más sencillo. El plantón es una planta joven, pequeñita, que se adquiere en los viveros o por internet y se trasplanta en casa. El responsable de La huertoteca explica cómo: “Si optamos por el cultivo en maceta, y dependiendo del sustrato que utilicemos – que absorba más o menos humedad–, primero añadimos el sustrato hasta tres cuartas partes del recipiente, más o menos; entonces colocamos el plantón en el centro y lo cubrimos con el sustrato. Finalmente regamos”.

También puede utilizarse el sistema de cultivo por semillas, pero está indicado para personas con más experiencia, porque requiere más tiempo, trabajo y cuidados. Lagares detalla que “la semilla de tomate tarda dos semanas más o menos en brotar, y las lechugas diez días”. Y luego hay que esperar que se desarrolle la planta.

5. Cuidar el riego

Regar el cultivo es uno de los pasos más sencillos, sobre todo cuando los recipientes son macetas o jardineras, es decir pequeños, porque basta con una pequeña regadera. Sin embargo, el experto enfatiza que, en función de la temporada del año en la que estemos, deberemos regar en un momento u otro del día. “Lo ideal es regar a primera hora de la mañana o tras la puesta de sol, pero nunca en las horas más calurosas del día, porque de esta forma reducimos la evaporación y también las quemaduras en nuestras plantas”, aclara Lagares. Y precisa que si nuestro cultivo está en macetas, basta con regar una vez al día. En el caso de los cultivos en recipiente, como la evaporación es mayor, recomienda un sustrato que absorba la humedad.

Cultivar a partir de plantones es más fácil que sembrando semillas, que requieren más tiempo y cuidados 

Cultivar a partir de plantones es más fácil que sembrando semillas, que requieren más tiempo y cuidados (Daniel Hjalmarsson)

6. Recoger la cosecha

Otro de los requisitos que necesitamos si quieremos cultivar los ingredientes de nuestra ensalada en casa es la paciencia. Una cosa es plantar, y otra cosechar. Hemos de esperar un tiempo para recoger los frutos. En el caso del tomate, cuando se cultiva a partir de semillas, la recolección llega unos cinco meses después de la siembra. Lagares precisa que si se cultiva plantando ya una tomatera, a los dos meses ya podemos empezar a recoger tomates. Las lechugas, en cambio, se recogen tres meses después de la siembra, o entre 20 y 65 días (según variedad y tamaño) después del plantado.  En todo caso, los tiempos de crecimiento y recolección varían según las variedades escogidas, las horas de insolación que tiene la planta y la temperatura, entre otros factores.

Todo el proceso debe realizarse con cuidado y, sobre todo, debemos estar pendientes de la evolución de la planta y de sus frutos, y tener en cuenta algunas especificidades. “Las lechugas son un cultivo fácil; el tomate requiere entutoramiento, es decir, crear una estructura, un soporte para guiar sus tallos y para facilitar a la planta el sostén de las flores o frutos; además requiere un riego adecuado, y el control de posibles plagas”, concluye Lagares. En todo caso, aunque el proceso quizá no resulte muy fácil al principio, si se desea, se puede insistir y aprender de los errores hasta conseguir un hermoso cultivo y poder llenar la ensaladera con las hortalizas propias, de casa. No sólo nos llenará de orgullo y satisfacción personal; seguro que también lo nota nuestro paladar.

Recolectar tus propios tomates puede ser todo un placer, para la mente y para el paladar 

Recolectar tus propios tomates puede ser todo un placer, para la mente y para el paladar

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